Por: Sonia M. Martin
(Daniela, Chile).- DIBAM
(Dirección de Bibliotecas, Archivos y Museos) es un organismo dependiente del
Ministerio de Educación Pública y es la entidad cultural más importante de
Chile. Como organismo del Estado, esta institución tiene como misión conservar,
apoyar, difundir y acrecentar el patrimonio cultural de la nación. La dirección
de este organismo es asignado como un puesto de confianza por parte del
Presidente de la República.
La
Biblioteca Nacional es la unidad más activa de esta Dirección y fue fundada el
19 de agosto de 1813; el primer Director fue el abogado y educador Manuel Salas
y Corbalán. En 1993 este puesto le fue asignado por primera vez en la Historia
de Chile a una mujer: Marta Celeste Cruz-Coke Madrid, a quien entrevistamos hoy
para DANIELA.
Marta Celeste, DANIELA es una revista,
cuya filosofía periodística feminista del siglo XXI es destacar el PENSAMIENTO,
PALABRA Y OBRA DE LA MUJER. Usted ha sido distinguida por el Presidente de Chile
con la Dirección de DIBAM, la entidad cultural más importante de su país,
¿podría contarnos cómo se le asignó un puesto tradicionalmente masculino a una
mujer? Visualizando que en más de cien años de vida de esta entidad es usted la
primera en dirigir DIBAM y la Biblioteca Nacional de su país.
Esto fue una
decisión del Presidente Patricio Aylwin. Las mujeres habíamos estado
presionando, como Concertación de Mujeres por la Democracia, para que hubiera
cargos de mujeres en la administración pública cuando llegó el Presidente
Aylwin. Y eso había sido satisfecho en parte y en parte no. Es decir, siempre
había esta lucha para poder tener mayor representatividad de mujeres. En este
caso, en la Administración Pública.
Ocurrió que
en esos momentos renunció el Director de la Biblioteca Nacional, don Sergio
Villalobos. Y el Presidente Aylwin, resolvió —en un gesto que yo le agradezco
muy profundamente— "tirarse el salto", (arriesgarse) por decir así,
nombrar a una mujer, en este caso a mí. El Presidente me conocía y sabía que
para mí todo lo cultural era clave en mi vida y me nombró. Esto fue al final de
su mandato. Estuve un año y medio con el Presidente Aylwin y, supongo que no lo
hice tan mal, porque el Presidente Eduardo Frei Ruiz-Tagle me confirmó en el
cargo. Y esa ha sido la historia.
El
Presidente Frei, también ampliando este deseo y esta manifestación de poner
mujeres, ha nombrado bastantes jefas de servicios de la Concertación, que en
este minuto estamos trabajando. Tenemos incluso, —y se lo cuento como algo
interesante— un grupo de mujeres Jefas de Servicio de la Concertación, que nos
juntamos una vez al mes para compartir experiencias y apoyarnos mutuamente.
Al
estar participando de la vida cultural chilena, DANIELA ha
asistido a diversos actos culturales de DIBAM, en especial en la Biblioteca
Nacional, en donde hemos observado qué tipo de actos culturales se llevan a
cabo. Cuando usted asumió la dirección de esta institución, ¿se propuso una
meta cultural diferente hasta la hoy seguida por sus colegas masculinos en los
mandatos anteriores? ¿Podría contarnos cuáles fueron y son sus proyectos al
respecto?
La idea
nuestra fue sacar a la Biblioteca y a la cultura de los ámbitos que llamamos de
elite. Hacerlos accesibles a la mayor cantidad de gente posible. Es decir,
aumentar la cobertura, sin disminuir la calidad. Más bien, aumentando también
la calidad del servicio. Esto implicaba una modernización de todos los sistemas
por los cuales hasta entonces habíamos funcionado. En este sentido hemos estado
avanzando, porque la modernización no es llenarse de aparatos, sino cambiar las
actitudes mentales, de servicio y de apertura al mundo moderno. Yo creo que las
instituciones tan venerables como ésta, tienen, naturalmente, una gran
tendencia a ser muy conservadoras. Lo que es bueno, puesto que conservamos el
pasado. Pero el pasado sólo se conserva si se está cada día poniendo al día
hacia el futuro. Entonces, si usted me dice cuál es la tarea...es abrir las
puertas, las ventanas, para que cada vez más gente tenga acceso a su
patrimonio.
¿Le
ha sido sencillo llegar a estas metas o ha tenido que trabajar más por el hecho
de ser mujer?
Mire, no ha
sido nada sencillo, porque no hay nada más difícil que aceptar los cambios. Ni
hay nada más terrible que la resistencia al cambio. La resistencia al cambio
viene no sólo de la gente que está involucrada, sino de la gente que está
fuera. Nadie quiere mirarnos como algo diferente. Y el crear en el ambiente
público una actitud diferente, es también una tarea difícil. Pero creo hemos
logrado constituir equipos, buenos, entusiastas y dispuestos a jugársela. Y yo
creo que por eso, estamos haciendo una cosa que a mí me pareció terrible cuando
recibí la dirección de DIBAM, que es despertar al dinosaurio.
¿Cambió
el enfoque cultural de DIBAM con su dirección? Es decir, ¿apoya los proyectos
que le presentan las mujeres, más que en épocas anteriores, ya que en esta
última década, por ejemplo, las escritoras han demostrado tener un gran dominio
de la pluma y están editando más? Aunque para serle franca, no he visto desde
septiembre que yo llegué a Chile, presentaciones de libros o temas dedicados a
la mujer, en especial en la Biblioteca, pero no podría mencionar a las otras
entidades. Sí puedo recordar en el Museo de Bellas Artes, la obra de Eva
Leféver...en abril de 1997, en otro de mis viajes.
Le voy a
decir que nosotras, las mujeres, no discriminamos. Somos igualitarias, en el
mismo plano, le damos exactamente la misma opción [a hombres y mujeres]. Hay
muchas mujeres que nosotros hemos alentado, por decirlo así, que no presentan
libros aquí. Porque hay muchas editoriales que prefieren presentar en sus
propios locales, o que tienen otros locales. De manera que el hecho que
físicamente no estén en la Biblioteca, no significa necesariamente que nosotros
no las apoyemos. Como una primera cosa. En segundo lugar, este es un lugar en
donde una parte importante de los colaboradores que están trabajando, son
mujeres. Hasta el punto que yo estoy ahora preocupada por contratar hombres,
para que no digan que estamos haciendo de la institución un reducto de mujeres.
No. De verdad, somos absolutamente igualitarias. Creemos que como los hombres
nos discriminan, nosotras no debemos discriminarlos.
Usted
fue Agregada Cultural ante la Organización de Estados Americanos, Miembra de la
Comisión Interamericana de la Mujer, Consejera y Tesorera de la Comisión
Nacional de Derechos Humanos, entre otros múltiples cargos de importancia;
Presidenta de la Juventud Católica Femenina; Directora Nacional del
Departamento de la Mujer en el Partido Demócrata Cristiano, Miembra del Consejo
Nacional de la Democracia Cristiana Argentina y desde 1993 ocupa el alto cargo
de Directora de Bibliotecas, Archivos y Museos. ¿Cuál de estos cargos le ha
permitido lograr mejor sus metas como mujer y como política?
Estimo que
aquí hay dos puntos. Está la vida privada y la pública. Creo que una
realización importante, para una mujer, es siempre, también, su vida privada.
El tener una vida privada equilibrada es muy importante para poder entregar
energía con mayor fuerza a la vida pública. Así es que creo que una realización
muy importante ha sido mi familia. Una excelente familia, mis estupendos hijos,
mi marido. El ambiente familiar es clave.
Dentro de la
vida pública, diría que hay varios aspectos. Uno es el aspecto político. En
muchos aspectos fui un animal político y he aplicado eso a este otro campo, al
de la cultura. Creo que ahí tuve ocasión de luchar por las ideas en las que
creía. Y fue un tiempo muy bonito porque luché por ellas. Participé en toda la
campaña del "No", en todo lo que eso significó. Participé en todos
los que fueron los movimientos de mujeres y también de hombres, en tiempos del
Gobierno Militar. O sea, tratando de construir una patria más solidaria.
También fueron muy importantes para mí, todos los movimientos de ayuda social
en los que participé a lo largo de mi vida y que no están contabilizados,
porque no son contabilizables. Pero que significan una experiencia
extremadamente rica. Y creo que esta experiencia actual, es también riquísima.
Porque de alguna manera también tiene que ver con gente. Toda experiencia
humana es importante, cuando tiene que ver con gente. Y aquí he tenido muy
buenas experiencias. Porque he conocido por dentro algo que es muy desconocido
para el chileno medio: el heroísmo callado de sus empleados públicos. La forma
en que un empleado público, con sueldos de miseria, se viste, se arregla, es
decente, considerado, honesto, consciente, trabajador. Claro, hay excepciones,
todo lo que usted quiera. Como en todo. Hasta en las mejores familias...de todo
pasa. Pero el promedio mayoritario de esta administración pública chilena, yo
diría que es ejemplar para América Latina. Y también, muchas veces, para el
mundo. Eso lo he conocido por dentro, he constatado que es así y ha sido muy
satisfactorio.
Su
experiencia como educadora y como mujer política de amplia trayectoria, le dan
una gran experiencia de vida que se puede proyectar sobre las próximas
generaciones femeninas. ¿Qué aporte o consejo puede usted sugerirle a las
jóvenes internacionales de hoy, tanto en la educación como en la cultura y en
la política?
Yo tengo una
muy rica experiencia, porque fui profesora en la universidad, pero más que eso,
mi gran experiencia es la educación secundaria. Yo fui profesora de liceo y eso
es una experiencia riquísima. Ahora SERNAM (Servicio Nacional de la Mujer) está
dando una batalla muy bien dada, por conseguir que terminen las
discriminaciones en los textos, en los curricula escolares y que no se asignen
roles prefabricados a las mujeres y a los hombres, de tal suerte de aumentar el
ámbito de libertad. Porque, si bien es cierto que hay roles naturales, que se
asumen con naturalidad, la sociedad también ha sido demasiado estrecha para
designar roles de los cuales es muy difícil salirse. Creo que abrir campos de
libertad en eso, es una gran tarea, en la que SERNAM está en este minuto
embarcado con todo el entusiasta apoyo, en la medida en que podamos darlo de
nosotras.
¿Tiene
alguna meta aún que cumplir ya sea en DIBAM, en la política, en la educación,
en la cultura o en su vida personal?
Mi meta en
este momento es la DIBAM. Uno tiene que ponerse metas en las cosas que está
haciendo, para hacerlas bien. Uno de los defectos nuestros, tal vez nacional,
es la dispersión. Cuando usted quiere hacer veinte cosas, no puede. Hay que
hacer bien, lo que se tiene que hacer. Creo que la gran meta es transformar a
esta institución —que cuida el patrimonio cultural de Chile— en una institución
más ágil, más apta para servir. Y para eso, fuera de modernizar a su servicio
internamente, está el trabajar cada vez más con el ámbito privado. Porque de
esta manera vamos a poder potenciar muchas cosas que el Estado hace y que no
puede hacer solo. Tiene que hacerlo con la sociedad total. La sociedad total
tiene que entender que el patrimonio es algo que nos pertenece a todos. Y yo me
voy a sentir contenta el día en que un pescador en una lejana caleta, sienta
que esa estatua que está en su plaza, también es suya. Y que significa algo que
está en la historia de su pueblo, que la puso alguien por algún motivo. Y que algún
día él pueda también poner una estatua de un pescador para que otros la sigan
venerando...