"Dios está de parte de los dictadores, casi todos mueren en sus camas.
Ahora no tengo nada, y ya nada importa de mí.
No conozco mi país y en él casi nadie me conoce a mí. "
Cena con un perro rojo








PARIALITERATURA: TEXTOS Y PRETEXTOS DEL RE-EXILIO, artículo de Sonia M.Martin, California 2004



Cristina Peri Rossi, escritora uruguaya, exiliada.




La figura del intelectual o del artista latinoamericano exiliado constituye una presencia frecuente en el panorama político y social del continente en el siglo veinte, adquiriendo en muchos casos características verdaderamente dramáticas cuando las contingencias de una dictadura o circunstancias políticas adversas han arrojado, masivamente, a un numeroso grupo de gente a vivir fuera de las fronteras de su país de origen. La diseminación del talento intelectual y de su aporte desde esa exterioridad a la que ha sido obligado a replegarse no ha sido suficientemente estudiada, en parte porque no se considera su existencia o porque, como quehacer de parias, no es incorporado a los anales académicos o al canon del país al que pertenece en origen. 


 Julio Cortázar, escritor argentino, exiliado.

Un doble ostracismo lo signa: el de su país y el de su voz individual. No es posible descartar un exilio interior, el de los intelectuales que permanecieron en el país y fueron —o son—silenciados por la censura, por la muerte o la cárcel. Pero aquí hablo de quienes se quedan fuera porque el tiempo no les ha dado la tregua del retorno o, quienes cuando vuelven, no pueden incorporarse —o reincorporarse— a su espacio porque las fronteras intelectuales se les cierran en las narices. Años de ausencia son castigados con silencio, resistencia interna, desconfianza. Los signa un nuevo exilio, vivido en el seno del territorio nacional. Algunos se vuelven a ir, resignados a un destierro irremediable, inevitable. Es el caso recurrente de quienes han realizado gran parte de su trabajo intelectual fuera de su país de origen y no han contado con la suerte de un éxito internacional que los respalde o de una institución que les brinde una oportunidad para hacerse escuchar. Escriben o crean desde el otro lado de las fronteras, teniendo como horizonte a un país desdibujado por la distancia y los años. 


Esta pérdida, sin embargo, es compensada por la ganancia del contacto con otras culturas o lenguas que les permiten visualizar, desde una perspectiva diferente, a su país de origen. No obstante, esta ganancia no siempre se revierte en una plusvalía intelectual, por el contrario. Muchas veces constituye más bien una desventaja para el exiliado o retornado que intenta encaminarse hacia el interior de las fronteras nacionales. Esto no deja de ser una paradoja en momentos cuando el tema de la nación se ha erigido, junto a los de género y raza, en uno de los tres baluartes de las teorías culturales tan supuestamente abiertas a incorporar a su mirada crítica a aquellas voces tradicionalmente silenciadas por el canon. Sin embargo, en algunos casos quienes sostienen esas posiciones teóricas son los primeros en alzar una sólida muralla frente a los que consideran intrusos u “outsider”. Sus motivaciones bien podrían barajarse desde la sensación de amenaza a perder su espacio personal, hasta la sospecha de que el otro no comparte su posición política o intelectual, sólo para mencionar algunas de otras muchas posibilidades. En cualquier caso, el cierre de las fronteras intelectuales hacia quienes escriben “en los bordes” resulta, por demás, una condena. El ostracismo no es patrimonio exclusivo de las dictaduras puesto que no necesariamente concluye con ellas.


Augusto Roa Bastos, escritor paraguayo, exiliado.


La historia de los parias de la literatura y del arte aún está por escribirse. La ventana que ellos han abierto con su aporte es inmensa y su mirada abarca los más diversos y remotos confines del mundo. Chilenos que escriben en Marruecos, argentinos que pintan en Taiwán, colombianos que crean música en Polonia, ecuatorianos que danzan en Australia, venezolanos que hacen cerámica en Japón. Es su trabajo el que les puede brindar a sus respectivos países la posibilidad de una apertura intelectual y de un diálogo de fronteras a través de una experiencia directa, vivenciada de manera cotidiana en otros horizontes. Ellos conforman el potencial fundamental de un importante sector intelectual que, en algún momento será incorporado al estudio y a la crítica porque sin ellos la historia de la literatura y del arte de las naciones latinoamericanas jamás estará completa.



California, 2004
Manifiesto escrito por tres escritoras y periodistas chilenas de California, Estados Unidos. Las otras dos escritoras por diversos motivos personales, no desean que aparezcan sus nombres.





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